Matisse: la degustación del color

Matisse: la degustación del color

By In Cultura, Gastronomía, Sin categoría

Una imagen vale más que mil palabras. Y es cierto, una imagen nos suele trasmitir sensaciones, recuerdos e incluso olores o sabores. Hoy nos hemos propuesto alterar vuestros sentidos y llenaros las pupilas de sabores. Sí, sabores. ¡Vamos a degustar colores!

Para empezar con esta experiencia sensorial vamos a contar con uno de los artistas más reconocidos del siglo XX. Especialmente en el arte moderno y sobre todo como uno de los representantes del fauvismo, cuya obra destaca por el uso de colores vibrantes y puros. Hablamos de Henri Matisse.

 

Las obras de Matisse muestran pinceladas ágiles, colores vibrantes y patrones inspirados en el arte artesanal africano (los cuales podemos ver en muchos de sus bodegones en las alfombras, manteles o vajilla) y composiciones que rompen con la perspectiva. El ejemplo más relevante lo podemos ver en su obra Armonía en Rojo (1908).

Ya en los últimos años de su carrera, Matisse se reinventó y experimentó con la técnica del collage sin abandonar, las figuras simples y los colores puros que tanto caracterizaron su obra y estilo único. Una de las obras que definen este periodo es Desnudos Azules (1952).

Las pinturas de Matisse recibieron muchas críticas como “monstruosidades infantiles sin sentido ni vergüenza”, debido a la innovación y al rechazo de las estructuras y formalidades pictóricas. Sin embargo, hoy en día es considerado uno de los mayores artistas e influencia del arte moderno.

 

Saborear el color

En Bodegón con mantel azul (1909), Matisse vuelve a romper la perspectiva con la tela cuyo patrón se repite en obras como Armonía en rojo. Ese gran chacho de tela cubre la mayor superficie del cuadro, jugando con la perspectiva y la profundidad se encuentran tres elementos decorativos: dos recipientes y una bandeja de fruta. Las pinceladas sueltas y dinámicas dotan a los objetos de vivacidad. Los colores son puros e inteligentes. Fíjate por ejemplo en la botella verde: los diferentes tonos de verde, el reflejo naranja y el brillo vacío conforman el vidrio.

 

Y es que los colores tan vibrantes son un espectáculo de sensaciones visuales. La vista, al igual que el gusto, es un sentido innato con el que catamos diferentes impresiones. La vivacidad de los colores en los cuadros de Matisse son una golosina para nuestros ojos pues con cada pincelada y cada matiz nos trasmite una degustación del color. Es una combinación sabrosa que conforma un plato lleno de sabores ácidos, dulces, salados, …

 

 

Te lo estás comiendo con la mirada, ¿verdad? Esperamos que esta cata de colores te motive a degustar más arte y mirar con el gusto, o degustar con la vista ….

 

 

Pero si te ha entrado un poco de hambre, acércate a donde Chema y échales un vistazo a nuestros platos. Seguro que encuentras mucho que saborear en el Wine & Cheese Bar.

Leave Your Comments